Nos hace falta un grito. Una revolución interna y externa para transformar el mundo que hemos tergiversado. Tenemos la obligación de reconvertirlo todo.
Es muy bien conocido por todos los guatemaltecos que en nuestro país el cuidado de nuestro ambiente es casi nulo. Hay cosas "más importantes" como las crisis económicas y políticas por las que hemos atravesado en los últimos tiempos. Por lo tanto, tomarse el tiempo para hablar de ecología, de consumo sostenible, de riesgo por los gases de efecto invernadero, es una pérdida. Sin embargo, muchos no cuentan con que resolver todos estos problemas conlleva resolver nuestros problemas en un plano holístico; un cambio social, ambiental, político y económico.
La mayor problemática en este aspecto como en todos los demás es la falta de conocimiento de la comunidad. Son pocas las personas conscientes del verdadero daño que implican todas nuestras acciones.
Esta ignorancia nos está dirigiendo a una muerte segura, un homicidio, un genocidio.
Esta perspectiva de indiferencia de la naturaleza está cimentada en el antropocentrismo, esa idea barata que el hombre es una especie suprema, un dios dentro de nuestro entorno, el que manipula, el que da vida, el que la quita. Sin saber que estamos compuestos de lo mismo que todo lo demás, somos solo partículas conviviendo con otras partículas de la misma procedencia. Un punto finito dentro del cosmos. No somos más que la flora, la fauna, el polvo. Esta creencia subjetiva es un absurdo, somos todos lo mismo y valemos por igual.
Necesitamos un giro completo. "Solo si lográramos hacer una reconversión socio-político-económico-productivo descomunal de nuestra sociedad y una transformación radical de nuestro patrón energético y de nuestro sistema de producción podríamos detenernos" (Agenda Latinoamericana 2017)
Detener el aumento de la temperatura media de la tierra, que si sobrepasa los 2 grados antes de 2050 estaremos perdidos, combatir los gases de efecto invernadero, destruir nuestro sistema consumista, crear impuestos sobre producción de dióxido de carbono, leyes que nos protejan contra la devastación, una nueva conexión con la vida.
¿Estás dispuesto a ir a la destrucción del único lugar habitables que conocemos? Si piensas que al actuar solo no haces el cambio; estás equivocado. Estamos caminando hacia nuestro suicido.